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lunes, 13 de agosto de 2012

¿Qué es el populismo?


La respuesta de la gente, en general, es probable que hiciera referencia a los conocidos Chávez en Venezuela y Morales en Bolivia. Sin duda, señalarían la ideología socialista de dichos dirigentes como elemento identificador del populismo. Sin embargo, si el socialismo es elemento identificador del populismo, ¿Qué es lo que era Fujimori en Perú o Menem en Argentina? Ciertamente distan bastante de presidentes como Chávez pero también es cierto que fueron políticos que se situaron fuera de los límites tradicionales y normales de hacer política. Así que en base a esto, partimos de un problema de definición del populismo. Parece ser que aquí en Europa es empleado como termino despectivo contra los rivales políticos ya sean del propio país o de otro. Hay bastante confusión al respecto y no parecen haber muchos elementos en claro. Es por ello que consideré interesante y muy apropiado dadas las circunstancias que se están desarrollando recientemente en América Latina el leerme el libro de Flavia Freidenberg titulado “La tentación populista”. Y he de decir ahora, una vez que concluí su lectura, que siento que acerté plenamente en su elección.

La autora parte de esa misma confusión que yo he mencionado anteriormente. ¿Cuáles son los rasgos que definen al populismo? ¿Y al populista? ¿Son los mismos populistas los del siglo XXI que los de los años 40 del XX o que los de los años 90? Flavia Freidenberg se pregunta todo esto en capítulos iniciales que hace plantearse al lector numerosos interrogantes. Para responder a estos, a lo largo de todo el libro se expondrán brevemente las trayectorias políticas de distintos personajes denominados como populistas tanto del siglo XX como del XXI. El objetivo será poder encontrar nexos en común que nos permitan ver claramente una serie de características que definan al populismo. La autora analizará el contexto en el que surgieron, su estilo de liderazgo, la base social de apoyo y tipos de movilización, sus estrategias discursivas, el contenido de las políticas económicas y sociales y, finalmente, su salida del cargo político.

Antes de empezar la comparativa, la autora hace hincapié en la necesidad de entender que las circunstancias internacionales a las que se enfrentaron los estudiados fueron diferentes y diversas en base al momento cronológico en el que se situaban. En base a eso, Freidenberg apuesta por dividir los populismos en diversas denominaciones. Primeramente tendríamos el populismo temprano de las primeras décadas del XX representado en Argentina por Hipólito Irigoyen y la Unión Cívica Radical en un contexto de emergencia de una clase media alfabetizada y no comprometida en el ejercicio del poder. Después estaría el populismo clásico que se desarrolló entre las décadas de los 30 y los 50 encarnado por dirigente como Lázaro Cárdenas en México o Vargas en Brasil. En los años 70 aparecería el populismo tardío de la mano del mexicano Luis Echeverría o del peruano Alan García. La década de los 80 y 90 vería la irrupción de un nuevo tipo de populismo de corte neoliberal con el argentino Menem o el peruano Fujimori. También en los 90 aparecerían según Freidenberg lo nuevos populismos antineoliberales entre los que destacan los bolivianos Carlos Palenque y Max Fernández.. Por último, los años finales de esa misma década y los principios del nuevo siglo llevarían al poder a los definidos como populistas contemporáneos como son Chávez o Morales.

Hay una gran variedad de contextos, políticas y demás elementos particulares que definen a los que he nombrado anteriormente. Sin embargo, el reto de Freidenberg es lograr definir las características básicas del populismo con el objeto de que pueda incluir a los políticos que analiza en su libro.

He de señalar que Freidenberg en su libro analiza uno a uno a los distintos populistas por orden cronológico. Los analiza en diversos aspectos y concluye con ellos hasta la reflexión final del libro. Para esta reseña creo más conveniente enfocar la cuestión de otra manera. Creo que es interesante el ver como se comportan unos y otros en la misma cuestión. Es decir, pienso exponer en un principio el contexto en el que aparecieron estos políticos, luego su estilo de liderazgo y demás elementos que anteriormente mencione. Creo que de esa manera se pueden ver más claramente las similitudes y diferencias entre ellos.

Dicho esto hablaremos del contexto en que aparecieron estos populistas. Como ya dije, a principios del XX apareció en Argentina el populismo de la mano de Hipólito Irigoyen y de la UCR. El crecimiento capitalista y urbano erosionó la hegemonía tradicional de la oligarquía y apoyó la emergencia de la clase media, sectores alfabetizados y elites no comprometidas con el poder cuyas aspiraciones vieron su camino a través de Irigoyen. Por otra parte, Lázaro Cárdenas llegó al poder tras unos años donde la crisis del 29 había tenido consecuencias catastróficas para México. En 1934 no solo se notaban los efectos de la crisis sino que también eran muy evidentes el estancamiento del desarrollo del país y la crisis interna que devoraba al gubernamental Partido Nacionalista Revolucionario.

Vargas en Brasil  llegó al poder en un contexto de crisis por el agotamiento del  modelo agro-exportador en plena crisis del 29 y coincidiendo con una lucha intraoligárquica que desembocó en el desmembramiento de la República Velha. Avanzando en el tiempo podemos ver como Carlos Saúl Menem llegó a la presidencia también en un contexto de crisis económica y cuando la gobernabilidad era complicada. Mayor crisis era la que afrontaba Perú en los 90 cuando un desconocido ingeniero agrícola llamado Fujimori decidió competir por la presidencia. Además de la crisis económica, el desencanto con los partidos tradicionales era bien patente. Situación similar parecía darse en un Ecuador que aupó a la presidencia del país a Abdalá Bucaram. A finales de los 90, el sistema bipartidista en Venezuela llegó a su fin. Tanto la AD como el COPEI no supieron superar el desencanto de la ciudadanía con como se había gobernado y sucumbieron estrepitosamente ante un ex-militar golpista llamado Hugo Chávez.

Estos son ejemplos del contexto en el que surgieron algunos populistas. Parece coincidir en todos ellos que surgieron como respuesta a una crisis económica y política derivada de la incapacidad de  renovación o readaptación de los partidos tradicionales. Es en este contexto, con una gran masa descontenta, cuando en el espectro político se abre un hueco que pasa a ocupar el populismo. Parece ser que siempre hay un detonante que hace aparecer a estos políticos que parecen ser algo totalmente distinto a los anteriores o al menos eso dicen. Cuando el sistema político se haya anquilosado o deja de ser representativo, unido esto a una crisis económica, crea las condiciones favorables para la aparición del populismo.

Sin embargo, es común que ante una crisis prolongada, los actores o partidos que no gobiernan suban en apoyo popular. Pero estos movimientos populistas muchas veces tienen un desarrollo espectacular en un corto periodo de tiempo. Tienen en algunos casos la capacidad de ganar con rapidez un espacio político de importancia y humillar electoralmente a las formulas tradicionales.

Respecto al estilo de liderazgo que abanderaban varios de los nombrados, Vargas, por ejemplo, decidió manejarse por encima de los partidos y apelaba directamente a las masas. Su estilo era directo, personal y paternalista basándolo en sus cualidades y carisma. No era la cúspide de un partido al que apelaba en busca de apoyo. Era un líder que hablaba directamente con las masas y en ellas se apoyaba. También el peruano Fujimori fue un “outsider” de la política. Creo su propia plataforma política denominada Cambio-90 y que no era más que una extensión suya e imposible de existir sin él. Es decir, distaba mucho de ser un partido político en el sentido tradicional. “El chino” creó desde una base personalista su propio canal de comunicación directa con las masas.

La mayoría de los líderes estudiados en el libro pueden ser considerados como hombres carismáticos cuya persona era el epicentro y la base de su acción política. Algunos incluso llegaron a revestir su mandato de cierto mesianismo como fue el caso de Perón en Argentina o Velasco Ibarra en Ecuador. Así, todos los populistas parecen tener el denominador común de establecer una relación directa, personalista y paternalista con sus seguidores. A este respecto señalar también que parece ser común en la mayoría de los  populistas, la visión de que las organizaciones políticas y las instituciones eran agentes que limitaban su capacidad de acción y dificultaban la relación con sus seguidores. Es por ello que como dijimos antes, los partidos serán una extensión del líder y no al contrario.

Centrándonos ahora en las bases sobre las que se apoyaron estos políticos a lo largo de sus distintos periplos, podemos decir que obtuvieron el apoyo de los sectores disconformes en unas circunstancias concretas. Así, por ejemplo, Vargas en su primer período entre 1930 y 1945 fue apoyado por los sectores medios urbanos contra la oligarquía brasileña. Sin embargo, cuando volvió al poder en 1951 lo hizo apelando a intereses diversos y contradictorios entre sí que le permitieron constituir una base social policlasista. Siguiendo con los ejemplos, a Fujimori le apoyo una amalgama de grupos y de intereses como son los sectores evangélicos peruanos, los indios, los campesinos, grupos empresariales emergentes,…. En resumen, también un amplío espectro de base social que puede ser definido como policlasista. Al fin y al cabo, su intención era aprovechar la gran masa de descontentos que el contexto había creado pese a que los intereses de los diferentes grupos fueran opuestos y hubiera que recurrir a un discurso en ocasiones contradictorio.  

Por otra parte, en los discursos de los distintos políticos parecen apreciarse  elementos comunes como son la apelación directa al pueblo y la diferenciación de este con otros grupos o bloques de poder, ya sean nacionales o extranjeros. Crean un enfrentamiento entre el “nosotros” y el “ellos” que genera un odio que fortalece el discurso y su proyección política. A día de hoy tenemos el ejemplo de Chávez en Venezuela que realiza un discurso en clave antiimperialista.  Para él, todo aquel que se oponga a sus proyectos socialistas es un servidor de Washington. Es una manera clara de crear esa imagen del  “Otro” que es el causante de todos los males que han azotado a Venezuela a lo largo de su historia y de algunos que aun perviven. Evo Moráles en Bolivia tampoco es que vaya a la zaga a ese respecto. En estos casos, el “Otro” es un enemigo extranjero y aquellos que se vinculan a él son traidores a la patria.

Evo Morales en Bolivia llegó al poder mediante una amalgama de asociaciones, grupos y sindicatos al tiempo que explotaba el sentimiento victimista indígena y azuzaba el odio contra las oligarquías que había saqueado el país. En un contexto de crisis política con varías dimisiones presidenciales en poco tiempo, este líder cocalero supo ponerse en la cúspide de una pirámide de sindicatos, grupos y demás con el objeto de llegar al poder de un sistema al que se criticaba. Una vez de Presidente, aquellos gobernadores provinciales que se han opuesto a sus reformas constitucionales han pasado a ser “el enemigo del pueblo al servicio de Washington”. Los discursos incendiarios son práctica común en el populismo.

Otro de los aspectos que suele ser común en los distintos populistas es la progresiva debilitación de las estructuras institucionales. Estas, como ya dijimos anteriormente, son vistas como una limitación de su poder pero no es únicamente esto. Lo consideran también un obstáculo en la relación con sus seguidores. Además, no hay que olvidar que los populismos surgen en un contexto de crisis ante el anquilosamiento de un sistema político poco representativo que no puede adaptarse a las nuevas circunstancias. Es en esa situación cuando los populistas abren vías directas con el pueblo no representado con el objetivo de ganarse su apoyo.

Ahora recientemente estamos viendo que populistas como Chávez, Morales o Correa están accediendo al poder a través de un sistema que consideran corrupto, ineficaz y que no sirve al pueblo. Chávez desde un primer momento anunció su intención de modificar la Constitución de Venezuela para que esta sirviera mejor al pueblo. De hecho, con cierta mirada retrospectiva a acontecimientos recientes, se puede afirmar que el mandatario venezolano a tendido a limitar los poderes del legislativo al tiempo fomentaba el presidencialismo. Con un parlamento en manos de su partido (unión de varios partidos anteriores) tras el boicoteo de las elecciones legislativas por parte de la oposición, Chávez tiende hacía esa relación directa con el pueblo propia de los populistas. Su nueva propuesta para la reforma de la Constitución le daba amplios poderes presidenciales y va en la línea de que Chávez fuera considerado como “el padre de la nueva Venezuela”. Sin embargo, su rechazo en las urnas abre ciertos interrogantes que el tiempo se encargará de desvelar.

Por otra parte, Evo Morales en Bolivia tiene intención de reformar una Constitución que considera ineficaz a día de hoy. Levanta polémica su intención de introducir prácticas de justicia indígena en la misma en lo que parece ser una clara concesión a dicho movimiento. Es de suponer que la Constitución tienda a debilitar las instituciones hoy en día existentes aunque en este proyecto se ha tropezado con las provincias orientales que pretenden reforzar y aumentar sus autonomías respectivas.

La crisis política en Ecuador durante la actual presidencia de Correa tuvo su cenit cuando el Tribunal Supremo Electoral cesó a 57 diputados contrarios al presidente. Correa se presentó directamente a las elecciones presidenciales mientras que no había creado ningún partido para competir en las legislativas. Ello le dio una cámara contraría a él y que se oponía a sus proyectos de reforma constitucional. El choque entre los diversos poderes del Estado ocurrió y finalmente 57 diputados fueron cesados y sustituidos haciendo cambiar el equilibrio de poderes en el parlamento. Al final todo esto lo que hace es debilitar las instituciones. Y por encima de esa lucha de poderes entre las instituciones, por encima de esa ineficacia o anquilosamiento que se les achaca, aparece el líder que es el que defiende y escucha al pueblo.  

Y este debilitamiento de las instituciones u otros poderes supone la concentración del poder en la cúpula del Ejecutivo. Tenemos el ejemplo de Fujimori que en su primer mandato de 1990, con un Legislativo en contra, gobernaba a golpe de decretos en base a la Ley 25.327 que le concedía poderes especiales para pacificar el país. También hay que señalar, que si bien este debilitamiento es cierto, ello no implicaba la desaparición de estas instituciones y en un momento determinado, podían hacer frente al líder. Tenemos el caso de Vargas en Brasil que se suicido tras realizar grandes equilibrios con  un parlamento en su contra y cuando se preparaba un golpe de estado.

De todas maneras, considero que cada país, sociedad y momento tienen sus características propias por lo que pienso que el populismo no debe ser tratado como una ideología uniforme y con unas características determinadas. No creo que sea una ideología, ni un programa de gobierno o un proyecto económico. A mi entender es más bien un estilo de gobernar y una manera de actuar que puede ser identificada por algunos elementos que he señalado anteriormente. A esta misma conclusión llega Freidenberg en sus capítulos finales y realmente eso es lo que se extrae de la información que expone en el libro.

El liberalismo, el neoliberalismo, el socialismo o el comunismo entre otros tienen sus rasgos identitarios en su programas de gobierno, en sus políticas económicas,…..Podemos comparar dos gobiernos en Europa que sean socialistas y podremos encontrar múltiples similitudes en sus políticas teniendo en cuenta siempre las diferencias que existirán en cada país en virtud de su desarrollo, situación o cultura entre otros parametros. Sin embargo, ¿podemos encontrar similitudes en el programa de gobierno de líderes como Fujimori y Chávez?.

Fujimori se presentó a las elecciones de 1990 con un discurso antiliberal y  antielitista y con una fuerte crítica contra su rival Vargas Llosa y en especial contra su programa económico. Sin embargo, apenas dos semanas después de conseguir la presidencia de Perú, Fujimori aplicó ese mismo programa económico liberal para tratar de superar la crisis económica que vivía el país. El objetivo inicial fue el controlar la inflación y renovar el pago de la deuda exterior mediante la aplicación de severas prácticas neoliberales. Las reformas implicaron la desregulación del mercado financiero, la promoción de la inversión extranjera, la reducción de tarifas, la privatización de empresas públicas, la transformación del mercado laboral y la eliminación de las protecciones arancelarias. Independientemente de los efectos que tuvieron estas medidas, lo cierto es que surgen del neoliberalismo económico. Esta característica no es exclusiva de Fujimori. Suele ser común en los populismos surgidos en los años 90. Otros políticos como Ménem o Collor de Melho desarrollaron programas económicos similares basados en la receta neoliberal.

Sin embargo, cuando avanzamos en el tiempo y llegamos a finales de los 90 y principios del nuevo siglo, cuando surgen los Chávez, Morales y compañía, las políticas económicas que están desarrollando por el momento en nada se parecen a las de Fujimori, Alan García u otros populistas de ese período. Chávez detuvo las privatizaciones de los sectores estratégicos del país como el petróleo y reafirmó la propiedad del Estado sobre ellos. Una de sus medidas más polémicas fue la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario que buscaba la eliminación de los latifundios. Por su parte Evo Morales llevó adelante la enésima nacionalización de la industria petrolera boliviana para desesperación de empresas como Petrobas o Repsol.

No es la única diferencia existente. Freidenberg nos enuncia una serie de diferencias entre los viejos y los nuevos populistas. Afirma que hay diversas variantes como la base social de apoyo o la posición de la díada inclusión-exclusión entre otras. Es por ello que ante el planteamiento de la pregunta con la que empezaba esta reseña, considero que si se quiere dar una respuesta concreta esta debe basarse en que el populismo es un “estilo” particular de relacionarse con la gente y las instituciones, una forma de hablar y actuar,….. de político.

Sinceramente el libro me ha agradado. Coincido con Freidenberg en su sistema para analizar el populismo. Se va directamente a los actores y los compara con el fin de extraer similitudes y diferencias. Gracias a ese estudio, nos permite conocer mejor este fenómeno de amplío espectro al llegar a ciertas conclusiones que desvelan algunas de las características de esto. Cierto es que en algunos aspectos y políticas seguidas por alguno de los lideres hace una análisis mas bien superficial aunque es comprensible teniendo en cuenta que no trata de escribir la biografía de un personaje sino compararlo con otros. Sin embargo, su libro sirve para hacer una breve introducción sobre los gobiernos de Perón, Vargas, Alan García (que ahora esta de vuelta en Perú tras vencer al nacionalista Ollanta Humala), Fujimori, Chávez o Correa. Por otra parte, a mi entender, son muy interesantes tanto los primeros capítulos del libro como los últimos donde esboza lo que ha concluido sobre el populismo. Es mas, incluso en los últimos capítulos enuncia elementos positivos y negativos que tiene el populismo para una democracia.

De todas formas, creo que habría que afrontar lo que es el populismo desde un prisma neutral. Parece ser que el término “populista” es empleado con connotaciones negativas al designar con este nombre a gobiernos que se oponen a los “intereses del capitalismo”. No creo que este “estilo” de gobierno, esta manera de actuar o esta manera de relacionarse con el pueblo deba ser necesariamente algo negativo. Freidenberg  expone lo que considera que aporta el populismo de positivo y negativo a la democracia. Entre los aspectos positivos señala el que da voz a quienes no han tenido voz. El populismo ocupa un espectro que otros partidos han dejado o no han sabido ocupar dando voz en muchas ocasiones a gentes que hasta ese momento habían estado excluidos por distintas causas de las instituciones. A este respecto también se afirma que el populismo representa el sueño de la gente común respecto a la movilidad social y la inclusión en la sociedad y otros elementos positivos similares. Así que en resumen, y como yo ya he afirmado anteriormente, el populismo ocupa un espectro electoral de la masa que hasta ese momento o bien no se haya representada en las instituciones o bien esta harta de los partidos tradicionales y ven en los nuevos lideres una forma de renovar la desprestigiada clase política.

Pero por otra parte, también se enuncian una serie de aportaciones negativas del populismo a la democracia. Se afirma que el populismo atenta contra el pluralismo y contra el individualismo y la condición de individuo al tiempo que fomenta la exclusión de aquellos que se oponen a su proyecto. También Freidenberg señala que el populismo encamina el sistema hacia democracias delegativas al tiempo que “vapulea” el Estado de Derecho y el Imperio de la Ley. En parte estoy en desacuerdo con estas conclusiones de aspectos negativos. Para empezar, insisto en pensar que es un “estilo” de manejarse en política y no un programa político definido. En cada ocasión y país, las circunstancias y el contexto es muy diferente y por tanto es probable que la evolución de los acontecimientos también lo sea. El buscar la “destrucción” del contrario, el apelar a conceptos como “lucha nacional” o “causa del pueblo” al tiempo que se define quienes son los “enemigos” de la patria no son acciones a mi entender exclusivas del populismo. Estos conceptos se manejan no necesariamente en contextos donde este presente el populismo ni que se desarrollen exclusivamente en Hispanoamérica. Entiendo que pueden ser empleados por otros “estilos” de hacer política en unas circunstancias determinadas y con objetivos electoralistas. Y hay que tener en cuenta que el populismo parte del voto de descontento con el sistema imperante. Es por ello que su enfrentamiento con las instituciones del momento es casi una obligación y la reforma de las mismas una prioridad. Tanto Chávez, como Morales y Correa reformaron o se hallan reformando unas constituciones que calificaron de nefastas. Los enfrentamientos entre el Ejecutivo y el Legislativo no tienen porque ser exclusivos de los populismos. El poder tiene mil y un resortes para llevar adelante sus objetivos en caso de estar en minoría en el Legislativo ya sea mediante la promulgación de decretos presidenciales como la utilización de “subterfugios”.

Al fin y al cabo, los populismos regeneran una vida política corrupta y modernizan las instituciones. La clave esta en comprobar la evolución de las instituciones y la formas de gobierno una vez que ya realizan las reformas necesarias. Hasta el momento, algunos lideres populistas parecen haber tendido hacia regímenes unipersonalistas y a la concentración del poder al tiempo que se eternizaban en el mismo. Sin embargo, no hay que descartar una evolución más positiva y democrática en otros casos.

Freidenberg señala  que mientras haya masas de gente que no estén integradas y representadas por las instituciones políticas y mientras haya un gran descontento y desconfianza con la clase política tradicional, líderes populistas seguirán surgiendo. Y a este respecto afirma que cuando el sistema es fuerte, este podrá “reciclar” el populismo convirtiéndolo en un aporte positivo para la democracia al dar voz en las instituciones a aquellos que no tenían y al exponer ideas nuevas. Sin embargo, cuando el sistema democrático esta altamente cuestionado y hay desconfianza hacia él como ocurre frecuentemente en Hispanoamérica, el “reciclaje” es mas difícil y la tentación del poder es mucha al no haber una oposición fuerte ya sea en instituciones o en partidos políticos u otros para evitarlo. Cierto es que en estas “democracias en decadencia” los líderes populistas han tendido hacia el desgaste de las instituciones y del sistema. Pero pese a todo, al igual que la izquierda latinoamericana de finales de los 90 renunció a las armas para alcanzar el poder y opto por los procesos democráticos, no creo que deba descartarse que un líder populista pueda fortalecer las prácticas democráticas durante su mandato.

Es por ello que consideró que se puede hablar de una serie de aspectos negativos que se han producido hasta el momento en referencia al populismo pero en ningún caso pienso que se le puedan atribuir como una de sus consecuencias inevitables. El estudio comparado de los distintos líderes y una visión contemporánea de los mismos nos hace ver que sus acciones de gobierno han sido valoradas de manera distintas. Por ejemplo, Lázaro Cárdenas en México es apreciado y valorado muy positivamente a día de hoy al ser considerado el modernizador del país y el que nacionalizó la industria del petróleo. Cierto es que su labor se desarrolló en un contexto donde bajo la denominación de “democracia” se escondía una especie de régimen de partido único pero, aun a día de hoy que ya la alternancia de poder llegó a México y las cosas se ven de otra manera, Lázaro Cárdenas sigue siendo enormemente valorado. Sin embargo, por otra parte, Carlos Salinas de Gortari, es un ex-presidente denostado y su recuerdo es funesto por la corrupción, las redes clientelares, los asesinatos y demás crímenes que se ejecutaron bajo sus ordenes.

Fujimori, hoy preso y siendo juzgado en Perú, llegó a la presidencia del país en mitad  de una guerra civil y con una inflación galopante. Aplicando medidas antiterroristas severas y una receta neoliberal radical, pudo sacar a Perú del borde del precipicio aun a coste de los derechos humanos y la democracia. El fujimorismo, pese a ser ahora reducido, sigue presente en la sociedad peruana.

Sin embargo, en época actual, el populista Hugo Chávez esta llevando adelante grandes proyectos de reforma en Venezuela y es el líder mas plebiscitado de Iberoamérica incluyendo una derrota en la última reforma constitucional. Lo que Chávez aportará a Venezuela aun esta por ver. Lo mismo podemos decir de Correa en Ecuador.

De momento, los populismos contemporáneos están respetando las reglas del juego democrático y obtienen respaldo en las urnas con la supervisión de la Comunidad Internacional. No han violado de momento las Constituciones de su país y nunca han dicho tener intención de hacerlo. Al mas puro estilo democrático, afirman que su poder emana del pueblo y es al pueblo al que sirve y que por ello es necesario la modernización de las instituciones caducas. Será dentro de unos años cuando se pueda afirmar si Chávez, Correa y compañía contribuyeron positivamente a la democracia en Iberoamérica o si por el contrario la debilitaron al tender hacia pseudo democracias o regímenes de partido único u otros modelos totalitarios. El hoy primer ministro de Turquía, el islamista moderado Erdogan, cierto día en su conflictivo pasado cuando era alcalde de Estambul afirmó que “la democracia es un autobús del que te apeas cuando llegas a tu destino”. Solo el tiempo dirá cuales serán los bienes o los males que aporten a la democracia y a su sociedad los populistas contemporáneos.
 
Concluyo esta reseña afirmando que Flavia Freidenberg ha realizado a mí entender un muy interesante estudio sobre esta cuestión y que estoy de acuerdo con ella en la necesidad de definir el populismo como un “estilo” frente a otros conceptos. Un estilo de relacionarse, de gobernar, de actuar que, para bien o para mal, continuara existiendo mientras sirva para recolectar votos. Mientras siga encontrando a masas de gente desamparadas u olvidadas por la democracia, el populismo seguirá emergiendo allá donde se den las circunstancias precisas.

lunes, 6 de agosto de 2012

Los juegos como recurso educativo en Historia

Desde hace días, pese al mucho trabajo que tengo, estoy sondeando la posibilidad de organizar una partida de rol sobre Canción de Hielo y Fuego, uno de los éxitos literarios del momento. He estado comprobando que hay bastante materiales por internet y diversos manuales. Por si alguien no lo sabe, los manuales de rol suelen tener una gran calidad y una complejidad variable. En cualquier caso, te obligan a leer, comprender y analizar la mecánica que te ofrecen. 

Reflexionando sobre la cuestión, en esto aciagos tiempos donde la mayoría de alumnos poco leen y menos comprenden, es tentador emplear los juegos o videojuegos como recursos. No se puede elaborar toda una estrategia docente en base a ellos pero pueden servir como complemento para algunos temas. Por ejemplo, recuerdo que con el Europa Universalis II aprendí la geografía europea del siglo XV al XVIII. Cuando en clase hablábamos de Pomerania, Mantua, Geldre u otros, me resultaba sencillo ubicarlos en mi mapa mental y comprender las implicaciones del caso presentado. No obstante, mis tercios españoles habían conquistado esos territorios en el mundo paralelo del juego pero eso ya es otro cantar.


Dentro de la misma saga de videojuegos, y para entender el sistema feudal, está interesante Crusader Kings. En dicho juego, los pactos de vasallaje son clave para lograr un gran reino. Debes de contentar a tus nobles porque, de lo contrario, se sublevaran. Y es que, al fin y al cabo, en la edad media los reyes eran "primus inter pares".

De los dos juegos que he citado, se que han salido nuevas versiones. Hace tiempo lanzaron Europa Universalis III y recientemente Crusader King II. Lo cierto es que aun no he podido jugarlas ya que me enamoró recientemente otro videojuego: Shogun 2 La caída de los samurais. 
La saga de juegos TotalWar tiene muchos errores históricos pero es el mejor simulado de batalla estratégica que existe. Como ejemplo, sus animaciones las ha empleado la BBC para hacer documentales sobre la época romana. Bien planteado, esta saga puede servir para comprender el arte de la guerra a lo largo de los siglos. 

Y bueno, ante los errores históricos de los juegos, siempre estan los aficionados. Desde hace tiempo, algunas empresas facilitan los códigos fuente para que los usuarios creen mods o modificadores del juego original que los mejoran. De hecho, ahora mismo tengo puesto mis ojos sobre el mod de Canción de Hielo y Fuego que han desarrollado para el Crusader Kings 2. Y como el movimiento se demuestra andando, creo que va siendo hora que termine este post y me ponga a experimentar.

Saludos.

domingo, 29 de julio de 2012

Munich '72

Coincidiendo con la celebración de las Londres 2012, muchos han recordado que hace 40 años de la masacre de Múnich. En 1972, un comando perteneciente a Septiembre Negro, disidentes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), asaltaron la villa olímpica en Munich y tomaron como rehenes a varios atletas israelíes y exigió la liberación de prisioneras palestinos en Israel y Alemania. Una República Federal Alemana que quería utilizar los juegos para presentarse nuevamente al mundo tras su pasado nazi, se encontró con un problema inesperado. La respuesta de Israel fue clara: no hay negociación. La RFA estuvo de acuerdo pero rechazó el ofrecimiento de los israelíes de recibir a un equipo de fuerzas especiales del Tzahal.

La RFA decidió liderar una operación de rescate cuando no contaba unidad alguna preparada para ello. Por lo tanto, el operativo resulto un desastre con un saldo final de 11 atletas israelíes muertos, los 8 terroristas eliminados o detenidos y un policía alemán muerto. Pese a todo, los Juegos Olímpicos no fueron suspendidos aunque la delegación israelí se retiró entre fuertes medidas de seguridad. 

Esta masacre tuvo dos consecuencias muy claras. Por una parte, la RFA organizó el GSG9, su grupo antiterrorista de élite. Por otro, la primera ministra israelí, Golda Meier, desató la operación "Cólera de Dios" consistente en golpear a los grupos palestinos allá donde se encontraran. 

Steven Spielberg dirigió en 2005 la película "Munich" que narra parte de lo sucedido en los JJ.OO. y la posterior operación israelí. De hecho, el film se basa en el libro "Venganza" que escribíó George Jonas tomando como base lo que supuestamente le contó Avner, líder del grupo vengador. El libro se publicó en 1984 y fue muy polémico desde el inicio ya que la visión que se da en él sobre la operación "Cólera de Dios" ha sido cuestionado por varios analistas y agentes de inteligencia. En cualquier caso, no deja de ser una lectura interesante. 

Cuarenta años han pasado y, lamentablemente, palestinos e israelíes continúan matándose a lo largo del planeta.

 


domingo, 22 de julio de 2012

Raziel, pequeño demonio.

A raiz de un debate surgido en clase, he recordado a Raziel. Ya hace años que conocí a este personaje del videojuego Soulreaver gracias a un amigo. Y lo cierto es que aún sigo recordando alguno de sus debates filosóficos que mantenía sobre el libre albedrío y la predestinación. ¿Somos nosotros quién elegimos nuestro destino o éste está marcado de antemano?

Soulreaver es una saga de tres juegos. Sin embargo, también tiene enlace con BloodOmen y otros lo que enriquece su argumento. Volverlos a jugar a día de hoy es un poco complicado aunque no lo descarto. Por supuesto los gráficos ya se han quedado anticuados pero el interés por la saga estoy seguro de que sería el mismo. He de buscar algún compendio que me permita recordar mas detalles sobre dicha aventura. Veremos a ver si tengo éxito o no esta busqueda filosófica.

Y como decía Raziel: ¡Me da igual lo que digan Kain y ese calamar gigante! ¡Yo tengo libre albedrío!  

domingo, 15 de julio de 2012

El erróneo "fin de la historia"

A veces las personas requerimos la atención del público. Y, en ocasiones, para lograrlo recurrimos a frases grandilocuentes o polémicas. Recuerdo que durante mis estudios estuve leyendo algunos trabajos realizados por Francis Fukuyama, un polítólogo estadounidense. Entre varias de sus afirmaciones me llamó la atención una que destacaba por encima de las otras. 

File:Francis Fukuyama 1.jpg

Tras haber caído la URSS, Fukuyama afirmaba que era el "fin de la historia" ya que ahora sólo había una superpotencia en el mundo, los Estados Unidos, y que nada volvería a ser igual. Si no recuerdo mal argumentaba que todo en el mundo giraría en torno a este país. Esta idea estaba enlazada con el Project for the New American Century desarrollado por el pensamiento "neocon" durante la presidencia de Clinton y puesto en práctica durante la presidencia de George W. Bush. Los detractores de este proyecto señalan que lo que busca es la dominación suprema y mundial por parte de los Estados Unidos.

Considero no solo que la afirmación de Fukuyama fue pretenciosa sino que, además, fue equívoca. La historia continúa. Es cierto que Estados Unidos es la primera potencia mundial pero ello no implica que sea el único centro de poder. China esta en auge, Rusia esta recuperándose poco a poco, el poder estadounidense no tiene porque ser cuestionado mundialmente pero si lo está siendo regionalmente como en Oriente Medio,... De hecho, Estados Unidos tiene ahora mismo problemas acuciantes tanto en el interior (crisis económica) como en el exterior (revueltas árabes, proceso de paz en Oriente Medio, política de "ascenso pacífico" de China,...).

Supongo que en este mundo donde la información está presente en cantidades ingentes a través de mil y uno mecanismos, la necesidad de abrirse paso entre semejante maraña de datos puede hacer tentados el caer en la grandilocuencia o la polémica. Quién sabe si algún día tendré que recurrir a lo mismo. Nunca digas de este agua no beberé.